aPEMdiendo

Desde hace algunas semanas ando en la difícil tarea de reflexionar acerca del intríngulis de la evaluación. Me apunté a un curso virtual en el ICE de Girona y la verdad es que me resulta un poco durillo compaginarlo con el resto de actividades que tengo entre manos (¿por qué no sabré decir que no?). Pero ahí sigo, aPEMdiendo, es decir, aprendiendo a preparar PEM (Pruebas de Elección Múltiple), o lo que es lo mismo, exámenes test.
Mi relación con este tipo de pruebas se remonta al año en que decidí sacarme el carnet de conducir o a las partidas de Trivial, en las sobremesas de los domingos. Pero de un tiempo a esta parte empiezo a pensar que las PEM y yo hemos cruzado nuestros destinos. Todo empezó hace dos años, cuando me hice cargo de un 1º de ESO (¡lo duros que pueden ser, estos renacuajos!) y pensando en cómo despertar su interés, se me ocurrió preparar con ellos un Trivial de lengua. Resultado: me aficioné a las preguntas test. A esta experiencia se suma el hecho de que en las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad) de Cataluña, se está introduciendo este modelo de preguntas en las pruebas de lengua y literatura. Y puesto que las PEM se han introducido en mi vida docente y no hay escape posible, en eso estoy. Además, lo que yo creía que era sencillo, no lo es ni de broma. Cuando se habla de PEM en serio, lejos queda la típica pregunta de tres o más opciones. Esa que aprovechan los JQuiz de hotpotatoes. En el curso he aprendido que existe una tipología de preguntas a cual más difícil. Pinchad aquí para ver la PEM que he pasado a mis alumnos de bachillerato con el acuerdo por las dos partes de que estamos experimentando y aquí para leer los comentarios de los alumnos.